Parece que los ingleses se están hartando de las bebidas de soja, almendra, castañas, chia, mal llamadas leches porque leche hay una sola y es de vaca, oveja o cabra. Si es que no se ha descubierto todavía que las propiedades de la leche de ballena son el último superalimento que salvará a la humanidad del naufragio. Y, así, como te digo, en este buscar y rebuscar han dado con la nueva leche vegana de un exótico fruto africano, tan exótico que lleva alimentando a varias civilizaciones desde la edad de hierro, según lo delatan los dientes de los monos. El análisis de la dentadura del Paranthropus boisei, el ‘hombre cascanueces’ que vivió al este de África hace millones de años, revela que la alimentación de este antepasado homínido se basaba en tubérculos como la chufa. Es que la chufa da para todo, también para invenciones non sanctas. En las cafeterías repipis del Reino Unido una nueva moda comienza a perfilarse. Aunque no es como la original, la valenciana, porque lleva en su composición aceite vegetal, guisantes y remolacha, su dulce sabor enamora y su cremosidad cautiva. El creador, se llama Josh Coppersmith Heaven, quien se ha subido al mundo de la sin lactosa y pretende ser original, si los valencianos lo permiten.

Tere, nuestra Tere del Tío Che, paladar de horchatera como pocas, dice siempre que cuando convida horchata a los ingleses ponen cara fea y que nunca conoció excepciones a la regla. Y también dice que la chufa africana no es dulce, que es de textura gruesa, y que no es tan gustosa como la de Alboraia, pero si se quieren poner medallas… Pero mejor que haya esta horchata vegana, así se les acostumbra el paladar y cuando vienen se dan el gusto de saborear una horchata con todas las letras.

Pero con respecto a la horchata con chufas africanas, aquí hay un problema, un verdadero problema, porque impacta sobre la sostenibilidad de los productos. ¿Por qué traerlas desde Africa, cuando nosotros tenemos a tres horas de coche la mejor chufa del mundo? Si se pierden cultivos, qué será de los años invertidos por los agricultores para construir su denominación de origen: años de formación, de incorporación de tecnología, de endeudamiento, de riesgos, de estar sujetos a una buena o mala cosecha. ¿Qué será de esa tierra si sus personas se ven obligadas a migrar, porque se canibaliza su producto con otro foráneo y de peor calidad? Ya hemos visto el documental Tiger Nuts la patria de las mujeres íntegras y la explotación a la que son sometidas las mujeres cultivadoras de la chufa en Burkina Faso. Esa chufa tiene el sabor de la tristeza, ni lo dudes.

El Consejo Regulador de la chufa dijo basta.

La «tigermylk» se anuncia como una bebida centenaria africana, sólo ha venido para indignar al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Chufa de Valencia, ya que en Valencia llevan elaborando horchata «desde hace al menos ocho siglos».
La chufa se cultiva en 19 términos municipales de la comarca valenciana de l’Horta Nord, en los que clima y suelo han complotado para que sea el único lugar de Europa donde crece esplendorosa la chufa. El Consejo Regulador estima una producción que superará los 8.5 millones de kilos de chufa tierna, de los que la práctica totalidad estarán amparados por la D.O. Chufa de Valencia.

El hecho de ser ‘horchata con cosas’, ha desesperado a los puristas, la horchata es chufa, agua y azúcar, o sin azúcar, nada más, todo lo demás es falsedad. Las redes no se han quedado calladas y han manifestado su indignación ante la comercialización de un producto con otro nombre que no es el de horchata, hasta tal punto que un vídeo acompaña la indignación, como para que quede claro:

Con un «Esto es un mensaje para los descubridores de la nueva leche vegana, los protagonistas muestran invenciones históricas: de la rueda a la bicicleta, la radio y el fuego e incluso el descubrimiento de América. Cada uno de ellos viene acompañado de un rótulo con la fecha y lugar de descubrimiento.

El último invento en aparecer en el vídeo es la horchata. Con un fondo de sarcasmo se lee: «Horchata. No leche de tigre. Perdón por el ‘spoiler’ del descubrimiento, pero mirad a ello desde el lado bueno. Nos ha llevado 800 años perfeccionar la receta y estamos muy agradecidos de compartirla con vosotros».