Kukulkan, dios del cacao

Kukulkán no sabía nada de chocolates artesanos. Kukulkan se parece a la Serpiente Emplumada, y ha sumado devotos como ninguno en Mesoamérica. Kukulkán, el dios maya, se relaciona con el viento y el agua y es conocido como Gucumatz, entre los mayas.  A nosotros nos gusta Kukulkan porque ya andaba endiosando al cacao en el siglo V. Y nosotros, con el fanatismo que le profesamos al culto del chocolate artesano, no nos andamos con pequeñeces. Quien tenga que ver con esta saludable delicia es nuestro fan. Sin exclusiones.

«Decían y tenían muy creído, que el postrer día bajaba Kukulkan del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas. Llamaban a esta fiesta Chickabán…»

Según la mitología maya Kukulkan le dio el cacao a los mayas después de crear la humanidad, que fue hecha de maíz por la diosa Xmucané. Primero el maíz, luego el cacao. Eran tan devotos del cacao que en abril hacían un festival para honrar a Ek chuah, ni más ni menos que el dios del cacao, y ahí no mezquinaban ni perros ni otros animales pintados con marcas de chocolate para luego llevarlos a la pira del sacrificio, si lo supieran nuestros perros de ahora, tan cuidados, fotografiados y sobrados que van por la vida.

Muchos investigadores dicen que Quetzalcoatl de los aztecas es el mismo Kukulkan de los mayas. Pero su origen es anterior, y Quetzalcoatl era el señor Sol, mientras que Kukulkan era el amo  del trueno. Todo esto para deciros que a los aztecas también les fascinaba el cacao, le llamaban cacahuat al cacao y xocolatl a la bebida aromática que se obtenía de sus frutos. Y dicen que Moctezuma, emperador como pocos, bebía hasta cincuenta tazas de cacao por día, ahora nos explicamos su empoderamiento. Dicen que con sus propias manos dio a los hombres las primeras semillas de cacao. Primero se tostaban, luego se las molía para hacer una pasta mezclada con agua. La mezcla se calentaba hasta que la grasa subía a la superficie. Se le quitaba la espuma y se volvía a mezclar, y se batía para formar un líquido con una espuma que se bebía en frío. No faltaban el chile, el achiote, que es un grano rojo que tiñe, vainilla y miel y harina de maíz para absorber la manteca de cacao. Era picante y amargo, pero sobre gustos nada escrito. Los aztecas veneraban al cacao como nosotros, y más, porque su dinero eran los granos de cacao. El cacao entonces tenía el valor de la moneda, el valor del intercambio. Nos llevan cuatro pueblos en enamoramiento, las cosas como son.

«Decían y tenían muy creído, que el postrer día bajaba Cuculcán del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas. Llamaban a esta fiesta Chickabán…»

Hechas las explicaciones sobre el origen de nuestro vicio ¿Sabes de cuántas maneras puedes deleitarte con un chocolate?

Chocolate a la taza

El chocolate a la taza es el chocolate negro con una proporción de cacao inferior al 50 %, al que se le añade una pequeña cantidad de fécula de maíz para que a la hora de cocerlo aumente su espesor. Suele disolverse en leche. Hoy en día, es posible encontrar también este chocolate en los comercios en forma ya líquida.

Chocolate con leche

Se trata, básicamente, de un dulce, por lo que la proporción de pasta de cacao suele estar por debajo del 40 %. Aunque se le puede dar hasta un 50 %, y lleva leche añadida.

Chocolate blanco

Se elabora con manteca de cacao, leche y azúcar.  No tiene el sabor amargo del chocolate.

Chocolate relleno

El chocolate relleno, o trufado, es una cubierta de chocolate  que recubre frutos secos, licores, frutas, o galletas.

¿Cómo reconocer un buen chocolate?

Un buen chocolate tendrá un color marrón oscuro y brillante, uniforme, sin mácula, burbujas o hendiduras. Debe ser firme al tacto, y al partirlo debe ofrecer mínima resistencia. En la boca será fácil de diluir, continuada y completa. Al partirlo sonará seco pero quebradizo, y al olfato el aroma es intenso. El sabor es amargo con un punto de dulzor y acidez. Un buen chocolate está hecho a base de cacao sin modificar su naturaleza. Nuestro chocolate es artesanal, ciento por ciento, y se respeta cien por ciento su esencia.

Los bombones son una mezcla de chocolate negro, blanco o con leche o de una cubierta de chocolate, rellena con diversos ingredientes, como frutos secos molidos, canela, trufas, pralinés.

Sean de la forma y presentación que sean se aconsejan  hasta 100 g de chocolate negro diario, porque disminuye el riesgo de accidentes vasculares y de hipertensión aunque estudios de 2007 señalan una pequeña barra de chocolate negro por día reduce la  presión sistólica en un 8 % o 9 %.

Al horchatero centenario le gustan todos, él se rinde ante el aroma, en su esquina, la de siempre, en noviembre y diciembre vive embriagado con el aroma que sale de la horchatería. La misma embriaguez aromática que contagia a todo aquél que pasa por la esquina más dulce de Poblenou, sólo que en otoño e invierno toca el perfume a chocolate, que es el perfume a Nadal, a año que se va, a Reyes, y a la ilusión de que el próximo año será mejor.