Hoy en la horchatería quisimos saber, inspirados por el aroma a chocolate que invade el obrador, tiempos de turrones de chocolate trufados y otras delicias, cuáles han sido sus orígenes:
En tiempos de la revolución francesa el cocinero Brillat-Savarin, autor de varios tratados sobre la fisiología y la filosofía del gusto dijo del chocolate: ”Si un hombre ha bebido en exceso de las fuentes del placer, si le ha robado horas al sueño trabajando demasiado, si su espíritu ya está cansado, si siente el aire húmedo, las horas lentas y la atmósfera demasiado pesada como para aguantarla; si está obsesionado con una idea fija que le quita la libertad de pensar: si él es una de estas desgraciadas criaturas, digámosle que se toma una buena taza de chocolate perfumado… y le ocurrirán maravillas”.
Y debe estar en lo cierto este genial hombre de los fogones porque si no cómo nos explicamos esta pasión que comienza en el imperio maya y expande como hoguera imparable sobre todos los continentes. Parece ser que un monje de nombre Aguilar, según nos dice el investigador Luis Monreal Tejada, sintió tal fascinación al probarlo en México que envió los primeros granos de cacao y su receta del chocolate al abad del Monasterio de Piedra, en la provincia de Zaragoza. Los monjes de ese monasterio aragonés serían los primos en degustar la divina bebida. La noticia llegó a los monjes del monasterio vecino de Poblet quienes sobre el claustro crearon «La Chocolatería”, así es ¡Sobre el claustro! donde cada sorbo de chocolate los iba elevando hacia patrias celestiales.
Además de ser una delicia se lo consideró un alimento curativo para la debilidad orgánica y, lejos de ser un mito, se descubrió que 100 gramos de chocolate tienen 63% de calcio, 138% de fósforo, 2.9% de hierro, 131% de Magnesio y 257% de potasio. El magnesio también se encuentra en altas dosis en las almendras, las avellanas, los higos secos, albaricoques secos y dátiles, entonces ni que decir de los beneficios de un turrón hecho a base de chocolate y frutos secos. El magnesio es esencial para todo el funcionamiento del cuerpo humano porque participa en la transmisión de los impulsos nerviosos, ayuda a la contracción de los músculos y es fundamental para el sano desarrollo de los dientes y los huesos.
En el tratamiento de anemia el chocolate es ventajoso por su alto contenido en hierro y es importante en la formación de colágeno constituyente de los cartílagos y tejido conjuntivo. Una de las funciones más importantes es que actúa sobre la producción de serotonina un neurotransmisor cerebral que influye en los estados de ánimo, promoviendo nuestro bienestar. La dimetilxantina del cacao es una sustancia que tenemos en el cerebro y que se estimula cuando estamos enamorados, pues entonces, hay que tener siempre un turrón de chocolate en el bolso porque nadie está libre de una penita de amor o del deseo de enamorarse de la vida misma.