El horchatero de Poblenou se pregunta porqué a su Murciano, granizado de limón con horchata algunos le llaman “Palmera”, aunque con los calores de este verano se lo puede imaginar. Desde su esquina de siempre, dice que nada más refrescante que un Murciano, tal vez por que la acidez equilibrada con la horchata devuelve la sonrisa cuando el bochorno se la lleva.
El horchatero sabe que el granizado tiene más siglos que él, y eso que lleva más de cien años en esto de vivir. En la Biblia ya se menciona el granizado… ¿Os imagináis al rey Salomón hace siglos bebiendo lo mismo que nosotros? “El refresco de la nieve en los días de cosechas”, como lo llamaban, se consumía en la Mesopotamia del 1800 antes de Cristo y en Grecia del siglo V antes de Cristo: Agua helada mezclada con zumos de fruta y miel. El tiempo pasa y las costumbres quedan. Con anterioridad, hace cinco mil años los chinos consumían granizados a base de hielo y esencias, También lo bebían los persas y los egipcios, quienes los servían en copas de plata. Los árabes siguieron con la misma costumbre en el siglo VIII, “sharbet” le llamaban, de allí es posible venga la palabra sorbete. En el siglo XIV el doctor Blas de Villafranca congeló la crema en un recipiente con trozos de hielo y sal, al mezclarla con frutas se hacía el granizado. Francesco Procopio Coltelli creo la máquina de helados que homogeineizaba la fruta, hielo y azúcar, así obtuvo la licencia del rey Luis XIV para elaborar aguas heladas con frutas, flores de anís, canela, limón, flores de naranjo, fresas y cremas.
Leche merengada se las trae
La leche merengada es una bebida típica valenciana considerada un poderoso afrodisíaco en el libro Speculum al foder del siglo XIV, nosotros no nos hemos dado aún por enterados, pero todo es posible. La leche merengada, y de esto damos fe, es un helado hecho con clara de huevo batido, leche, piel de limón y espolvoreado con canela. En Sicilia se elabora con el nombre de granita y se toma con lo que nosotros llamamos fartóns. El barón de Maldà en el siglo XVIII, dice en su famoso Calaix de Sastre que había una desmedida pasión por las bebidas heladas, de canela, rosas, almendras. Entra en la familia de bebidas en base a lácteos vegetales o animales, como la horchata de chufa, el helado de nata, el arroz con leche, los Blancos y Negros, (horchata con café) los murcianos y los flotaores, hechos con una bola de helado dentro de un vaso de fresca leche merengada.
Mig i Mig y Cordial: Sanos, sanos.

Leche merengada
El agua de cebada tiene un origen muy antiguo, delicia y medicina de los chinos, persas, egipcios y griegos. En el siglo IV a.C. lo consumía Alejandro Magno y de la cultura griega pasó a la romana. Nerón era muy aficionado a las bebidas frías y los granizados. Los antiguos griegos lo utilizaban para bajar la temperatura y para recuperación de los convalecientes, y le llamaban tisana. Vicente Ferrer, el monje, en el siglo XIV ya recomienda esta tisana a la que llama “hordeat”. Su origen proviene de las aguas olorosas que se servían en el siglo de oro precursoras de los actuales refrescos. El agua de cebada, o granizado de cebada va desapareciendo en España, y tenemos el honor de ser los únicos en Barcelona que lo ofrecemos. Combinado con horchata se llama Cordial, una verdadera fuente de salud al unir las propiedades de la horchata a las de la cebada. Con granizado de limón el agua de cebada se llama Mig i Mig, refrescante como pocas bebidas, y deliciosa. El agua de cebada es una buena fuente de fibra natural, puede disminuir el colesterol, proveedora de magnesio puede ayudar a reducir el riesgo de diabetes, previene cálculos biliares, según la Revista Americana de Gastroenterología, porque la fibra que se encuentra disponible a partir del agua de cebada es insoluble.
Contiene fitonutrientes llamados lignanos, antioxidantes para promover la salud cardíaca, según estudio danés publicado en la Revista de Nutrición. (Journal of Nutrition)
El horchatero más allá de las modas, de las tendencias que van y vienen, sonríe. A él le gustan las costumbres que no desaparecen, las que se transmiten de padres a hijos, las que traen salud, las que están asociadas a la vida, las que están en la memoria de todas las culturas, al Tío Che, como a todo el mundo, le gustan las cosas buenas.