El anciano horchatero espera la Fiesta Mayor de Poblenou y como él todo el barrio y toda Barcelona ¿Porqué una fiesta que se repite a lo largo de los
años parece siempre nueva?
El anciano horchatero cree que este milagro sucede porque para Fiesta Mayor el barrio, todos a una, se pone en marcha y aporta su creatividad, sus recursos y su tiempo. Así es como desfilan Bernat y María, los dragones, los cabezudos, el loro del 36, la Vibria, el Fènix y esos diablos locos que nos hacen arder en las llamas de sus versots, donde pocos se salvan.
Bernat y María, los gigantes de Poblenou
¿Sabéis cómo llegaron Bernat y Maria, los gigantes del Poblenou, a la Fiesta Mayor del Poblenou? No podían quedarse fuera de la procesión de Corpus, hacía falta una pareja de reyes medievales que se sumara a Coronela de Barcelona, a los cavallets cotoners, al Aguila, al León de Barcelona, a los cabezudos, a los Gigantes, a la Mulassa, al Drac. Así que en 1953 por intermedio de la tienda centenaria el Ingenio se le compró al imaginero Domenec Umbert una pareja real para acompañar las procesiones hasta su finalización. Pero en 1980 la Colla Gegantera de Poblenou los retiró de la iglesia de Santa María del Taulat donde fueron guardados hasta nuevo aviso. Y hoy son parte de los sagrado y lo profano, porque en estos días la fiesta de Corpus es festiva, religiosa y popular, y es cuando la imaginería vuelve a ocupar su lugar de
relevancia en la vida de los catalanes.
Quién no conoce a Jaume y Mercè, cabezudos entrañables
No hay fiesta popular que pueda dejar de lado a Jaume y Mercè, cabezudos oficiales y consagrados del Poblenou. Él es un tonelero, profesión muy conocida en la Cataluña de finales del XIX y principios del XX, especialmente en el barrio del Plata, donde los almacenes de vino y licores eran vitales. Ella es una mujer de trabajo, con su capazo, como debe ser, en memoria de las mujeres trabajadoras que le dieron su piel y su corazón al barrio. Porque no siempre Poblenou fue hípster, ni modernito, hubo un tiempo de muchas horas de trabajo masculino, femenino e infantil, quien tenga padres mayores, abuelos o bisabuelos, a preguntarles. Esto dice el horchatero de Poblenou a quien no marean las tendencias ni los tópicos.
Las figuras llegaron anónimamente a la Colla del Drac en el año 2007 y son una de las muchas parejas que la Agrupació Mútua regaló a todas las capitales de comarca catalanas con motivo de su aniversario. Hijas del taller Sarandaca las obras fueron construidas en el 2001. La Colla del Drac les dio sabor a barrio y Mar Grañena les hizo la vestimenta ad hoc. La Colla las hace participar de cuanta fiesta y pasacalle hay en la ciudad y en el barrio. Y en sus días de descanso, porque hasta las figuras de cartón piedra se lo merecen, juntan energía en el Centro de Imaginería Festiva Can Saladrigas, donde hace unos días estuvo también expuesto el Ninot de el Tío Che.
El loro del 36
En 1874 se inauguraba la primera línea de tranvía que unía Poblenou con el puerto de Barcelona, el 36. Delante de su parada final en la calle Taulat 91, había una tienda, que aún existe, La Licorera. El loro Pepito aprendió a imitar el sonido del silbato que daba salida a los tranvías, provocando el caos circulatorio en toda la zona y obligando a los transeúntes a correr para no perder el tranvía. Las autoridades se vieron obligadas a pedir a los propietarios del loro que no sacasen la jaula a la calle debido a los líos que provocaba, les pidieron que se mantuviera en el interior, donde empezó a burlarse de los clientes, a los que interpelaba con expresiones como “torrao” “borracho” o “¿ya has pagado?”.
Cuando ladraba el perro de la licorería le decía “calla burro”. Pepito también silbaba la canción de la película “El puente sobre el río Kwai.
El loro murió en 1992, con 46 años. El animal era tan popular que los propietarios decidieron disecarlo para conservarlo dentro de su jaula en el interior del establecimiento.
El loro Pepito tiene su propia marca de cava, que puede adquirirse en La Licorera.
Estarrufat y Estarrufadet, dragones poblenovinos
Estarrufat, el Drac del Poblenou, es una pieza de imaginería festiva de color rojo, una característica que lo hace singular. Forma parte de la Colla del Drac del Poblenou y sale tanto en pasacalles como en espectáculos de fuego, acompañado de diables y tamborileros. Manuel Ollé es el padre de las bestias, un artista imaginero que se deja ver donde haya fiesta y vida. Y a su familia bestial no podía faltarle un rojo, imponente, simpático, boquiabierto Dragón. Rojo de toda rojez se deja ver en Fiesta Mayor, Fiesta de Mayo, en pasacalles, correfocs, y actos festivos de tiendas centenarias, y todo lo que enaltezca a la ciudad, porque pobre de aquellos lugares que no tienen sus fiestas populares, están de fiesta todo el año. La Familia Ollé construyó la criatura en un almacén, pero la bestia no pasaba por la puerta. Desde ese momento se convirtió en un Dragón estilo Ikea, desmontable por donde lo mires: cabeza por un lado, cola por otro, cuerpo y faldas todo a reunirse por varas, varillas y tornillos y así hasta 1993 que lo unieron definitivamente, ahora es un Estarrufat entero, de una sola pieza. Y como tal se merece una música especial: la estarrufada que compuso para él Susanna Medialdea. Cuando los niños sienten la música, esa, la que compuso Susana, sienten una mezcla de miedo y fascinación. El dragón se impone, y de su boca sale, como debe ser, fuego, Dragón es dragón aquí y en la China.
Quién no conoce a la Vibria?
Segunda en orden de importancia en el bestiario popular del Poblenou. Mujer dragona, cola de serpiente, alas de murciélago y pechos femeninos, sin hablar de su falda, que es preciosa, y que la Colla se la ha currado investigando a ver cómo debía ser el diseño de la tela, para continuar con la identidad de las vibrias medievales. Está hecha de fibra de vidrio, la hicieron Manel Ollé i Xavier Virgós, en 1992, y desde entonces, aquí la tenemos, en fiesta mayor, en fiesta de mayo, y cuando haga falta en la ciudad, y en el barrio. Dicen que en 1994 un niño le donó su chupete, para demostrarse a sí mismo que ya era grande, y que podía apañarse sin dependencias. Desde ese mismo año desafía a los niños a ser o al menos, a hacerse los grandes, porque ya sabemos que de bebé está bien, pero luego ya no podemos calmarnos la ansiedad con cosas raras. Los adultos somos estoicos y aguantamos lo que nos echen. La Vibria tiene su danza compuesta por Ester Alvarez, una danza maravillosa, poética e inspirada, y por supuesto su música “la balada dels marrecs”. Sino cómo haría para bailar tan garbosa y amorosa? La Vibria tiene una larga historia: por primera vez hay documentación que apareció en 1939 en la coronación del rey Martí el humano. Hasta el siglo XVII será un elemento muy habitual de las celebraciones del Corpus y otras fiestas destacadas de la ciudad. A partir del siglo XVIII irá desapareciendo de la escena festiva. Hay que esperar hasta la procesión de Corpus de 1993 para que la capital catalana vuelva a disfrutar de la presencia de esta bestia femenina y tan simpática. La vibria de poblenou comparte privilegios con la de Castelló de la Plana, la de Vendrell, La Jove de Igualada, y también la Pájara de Terrassa, aunque está pertenece a otra especie de bestia. Los primeros documentos hablan de vibre o de escurço en catalán antiguo.
(víbora) pero con el correr de los siglos será vibra, brivia y víbria.
Quién como el Fenix para renacer una y otra vez
Adoramos al inefable Fènix, el que se quita el polvo de sus caídas, y se vuelve a levantar, que la vida sigue y si se resiste hay que empujarla. El Ave egipcia, el ave de fuego sagrada. Parece que vive muchos años. Es un pájaro masculino con las alas doradas y rojas, bellas, como ningunas. Según las fuentes ha vivido 500, 1461 o 12.594 años. Al final de su ciclo vital hace un nido de ramitas de canela y lo enciende. El nido se reduce a cenizas, de las cuales surge el nuevo Fénix. Así como todos nosotros, que a pesar de los pesares, vamos de renacimiento en renacimiento, y a apostar por la vida, batallitas y milongas. Pero hablamos del Fènix, que embalsama las cenizas del viejo en un huevo de mirra lo lleva a Heliòpolis, la ciudad del sol, en Egipto para regenerarse de la herida de un adversario, dolor atrás, la vida sigue, y así continuó, invencible, hasta la inmortalidad. El Fènix representa la eternidad y la vida después de la muerte. Al principio los egipcios lo asociaban a una cigüeña, o a un bernat pescador, llamado Bennu, conocido desde el libro de los Muertos, y otros textos como uno de los símbolos sagrados como el Dios Ra y el sol naciente. El Fènix del Poblenou se relaciona a las celebraciones de los solsticios y en particular al de invierno: el Nadal. El Fènix renace desde el mar, por el este, el levante, sobrepuesto sobre sus propias cenizas, nuevo y luminoso, y llega a Poblenou. Ha sido construido por Manel Ollé y por Joan Carles Soler, nuestros entrañables amigos de la Colla del Drac.
Con los diablos Poblenou es el mismo Paraíso.
Pero ya me dirás que sería de nuestras fiestas sin los versots de la diablura verborrágica de Poblenou? Diablos inclementes, inmisericordes, que dos veces al año dicen la suya, y no queda títere con cabeza. Nacieron en 1980 cuando el Gripau Blau, grupo de animación juvenil decidió alegrarnos la vida con fuego, chispas, y enardecidas palabras. Se organizaron en “cremadors” y músicos. Porque el fuego sin tabalers no lo es tanto. Capuchas, pantalones y casacas negras, con toques de color y unos cuernos rojos dan fe que el Mal está entre nosotros. Concierto, versots y carrozas son su modo de vivir las fiestas. Además de la Cursa de Sant Pollastre, donde fuego y vecinos arden de alegría. Los Diablos de Poblenou son fuego, pero además, son vecinos, y junto al Centro de Imaginería festiva de Can Saladrigas y la Coordinadora de Entidades de Poblenou, son indisolubles al alma del barrio. Por eso la Fiesta Mayor es tan nuestra, y la queremos tanto.
https://www.bestiari.cat/figura/fenix-del-poble-nou/
http://mitologiagregaestudiants.blogspot.com/2011/05/criatures-gregues.html