Quién ha probado el helado de dulce de leche ha quedado rendido, enamorado, abducido. Hasta tal punto que un sabor exótico que parecía una moda pasajera llegó para quedarse. Primero resultaba raro, pero si hay un helado que tiene el don de calmar tristezas ese es el helado de dulce de leche. Y esto es raro, porque viene del país del tango, y ya me dirás cuánto te ríes con una letra de tango, donde lo menos que hay es una traición, un abandono, y un extranjero triste en París. Pero… espera… tal vez se debe a que no estamos muy seguros de su origen argentino, y si sólo los argentinos viven de tango… aunque ya me dirás si has estado en Argentina, el dulce de leche se apunta a todos los bombardeos: alfajores de dulce de leche, flanes de dulce de leche, croissants con dulce de leche, helados de dulce de leche, merengues de dulce de leche, churros con dulce de leche, y falta en el desayuno el pan con mantequilla y dulce de leche, el día de un niño, niña, no comienza.
Pero volviendo al tema del origen del dulce de leche un investigador argentino, en 1998, Victor Ducrot dice que nació en Chile y llegó a Cuyo y Tucumán como relleno para alfajores. Luego a Buenos Aires, y de allí al resto del país. No tiene denominación de origen, por tanto, puede venir, como los mismos argentinos, de cientos de países.
El primer Seminario de patrimonio agroindustrial de Mendoza dice el Colegio de Mendoza en su libro colonial de 1693 y 1712, que se importaron en el siglo XVII varios frascos de manjar, el dulce de leche chileno, y que viajaron hacia Mendoza, Argentina. Aunque en Brasil, hay un relato escrito sobre producción de dulce de leche en 1773. Pero en el Museo histórico Nacional de Buenos Aires, se encuentra un documento que fija su invención en 1829 cuando se iban a reunir el dictador Juan Manuel de Rosas y su enemigo Juan Lavalle en la estancia de Rosas en las afueras de Buenos Aires. Lavalle se quedó dormido después de un largo viaje a caballo. La criada de Rosas mientras hervía leche con azúcar se encontró a Lavalle durmiendo sobre la cama del tirano Rosas, hecho que consideró una falta de respeto, y fue a avisar a los guardias. Arribó Rosas y le recordó que había olor a leche quemada. Allí fue que se encontró con una sustancia espesa y marrón, nació una estrella, el dulce de leche, como los grandes inventos, de un error. Si lo sabremos. Lavalle y Rosas compartieron el exquisito sabor del dulce de leche, y quien te dice que el pacto fue más resultón después de ponerse moraos de dulce de leche.
Ducrot en su libro dice que el principal propagandista del dulce de leche fue el general José de San Martin, gourmand como pocos, al conocerlo en Chile, como manjar. Fue tal la pasión que despertó en su paladar que se llevó varios frascos a la Expedición Libertadora del Perú, 1820-24. Y de regreso
al río de la Plata, también trapichó con las pócimas maravillosas y así llegó el dulce de leche a las costas argentinas. En Paraguay también el dulce de leche es tradicional. Existen diversos relatos sobre el origen del dulce de leche.

Helado de dulce de leche
Hay otra versión que refiere que Victoria Ocampo, escritora argentina, quiso agasajar al músico Igor Stravinski y nada mejor que un postre con dulce de leche, pero cuál habrá sido su decepción cuando el músico le respondió que ese dulce se llamaba “kajmak” y que era ruso. Pero esta crisis de identidad del dulce de leche se complica más cuando según el escritor Balmaceda los dueños de la prestigiosa empresa La Martona fundada por el abuelo del conocido escritor argentino Bioy Casares le solicitaron a él y a su gran amigo Jorge Luis Borges que les hiciera una campaña del dulce de leche y nos preguntamos si no será por obra y gracia de estos maestros de la literatura fantástica que todo el mundo supone que el dulce de leche es argentino.
El anciano horchatero de Poblenou se encoge de hombros, le da igual el origen, pero que nunca le falte antes de que se haga el helado de dulce de leche una cucharada bien grande de este exquisito invento, porque lo cierto es que donde llega enamora. Y eso es un don que pocos tienen. Y hablando de helados de dulce de leche, dicen los que saben que el de la horchatería de Poblenou no tiene comparación. El secreto es que se hace con el mejor dulce de leche argentino, hecho en Argentina y envasado en origen.