Helado de fresa Helado de vainilla y chocolate

HeladoHorchata

La primavera estalla en Poblenou. En nuestra esquina, volvemos a encontrarnos después de haber dejado atrás una estación. Otra vez los niños insisten en hacer hablar al Tío Ché de la esquina que desparrama su eterna sonrisa, ese personaje que, confesamos, también nos hizo dudar acerca de si era de verdad o no, no y sí, depende. Lo cierto es que las tertulias arrancaron hace unos días y ya ni las lluvias de mayo las detienen. A pleno comenzamos la temporada con los helados recién salidos del obrador. En estos días la estrella es la naranja trufada, pero esto va como va, unos dan la vida por el chocolate amargo, y otros por los helados de turrón, porque gustos hay para todos. La primavera nos hace despertar, y parte de ese conjunto de sensaciones que vienen con ella es un volver a soñar con

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un helado, un granizado, una horchata artesanal, una leche merengada o un vermut en Tío Che. Los bocadillos merecen mención aparte, son de fábula. ¿Y cómo se explica está fidelidad? Porque son sabores que están en los paladares de cinco generaciones de barceloneses. Son sabores de culto, y nosotros nos dedicamos a alimentar esta devoción. Los hay contados con la mano en Barcelona ciudad que siguen haciendo las leches merengadas, los granizados de cebada, los cubanos y las horchatas artesanales con las antiguas recetas de herencia familiar y hay quienes lo agradecen. Que Poble Nou es un barrio que sabe celebrar la llegada de los días más largos, no hay dudas. Hay tantas historias para explicarse, hay besos de amores nuevos, bebés que el invierno obligó a guardar, nuevos vecinos, y miles de turistas que cada año vienen a recrear su incondicional pasión por la ciudad. ¿A quién se le ocurre entrar a casa sin dejar un saludo en la horchatería? No sabemos cómo se produjo este milagro pero en la tienda hay un clima de fiesta continuo. Sino ¿cómo explicamos las colas de clientes y amigos que esperan su minuto dulce del día? Pero además, ¿cómo explicarnos que la cola es una charla de todos con todos, como si fueran amigos de toda la vida? Damos fe que en estas colas de la horchatería centenaria muchos han salido con un teléfono o un correo o una cita. De no creérselo, pero es así. Tal vez es la cercanía del mar, tal vez el hechizo de la horchata, tal vez… nunca lo sabremos, pero aquí estamos haciendo hace ciento un años lo mismo, aunque mejor, por la simple cuestión de entretener a la magia para que nunca se vaya de esta tienda.