La Navidad está pisándonos los talones. Pronto será tiempo de turrones. Por cierto, en el obrador de El Tío Che comienzan a marearnos las cajas de chocolate que se acumulan mientras llega el momento de comenzar la producción y mientras vamos encendiendo motores encontramos por el camino algunas historias sobre el posible origen del turrón.
Dicen que durante el asedio de Felipe V a la Ciudad condal hubo un concurso pastelero para descubrir el dulce que se mantuviera fresco tanto tiempo como se mantuviese el sitio. Dicen que el señor Turrons ganó y de allí el nombre, lo cual no significa que este sea su verdadero origen.
Otra leyenda dice que en 1703 cuando la peste se ensañó con Barcelona un concurso de pasteleros quiso acabar con la tristeza de la gente dándoles la chance de endulzarse por unos días. Del ganador Pere Torró el turrón lleva su nombre. No sólo en Barcelona se atribuyen el nacimiento del turrón. Los cremonenses dicen que en la boda de Bianca Visconti y Francesco Forza en 1441 se sirvió un Torrone, viene de torre, que ya se importaba a Roma desde Cremona.
Los jijonencos aseguran que el turrón ya se conocía allí desde el siglo XIV pero no parece una teoría cierta, porque ya estaba presente en otros pueblos catalanes. Los judíos hablan de la “halva” y tanto Néstor Lujan como Piera dicen que este postre exquisito es de paladar y mentalidad judíos. Lo cierto es que los árabes musulmanes importaron el siglo VIII alimentos de Occidente como el arroz o el azúcar y la afición a los dulces ya se cita en las Mil y Una Noches. En Tirant lo Blanc hay algunas referencias al turrón, aunque los griegos, según Piera, ya lo saboreaban, aunque se lo cita como “mazapán”. En los estadios donde se hacía tiro al blanco se improvisaban paraditas de turrón de almendras, mientras los tragasables, los engullidores de fuego y las mujeres cañón animaban el evento. Tal vez el origen podría remontarse al momento en que alguien se encontró con alguna miel, el fruto de un almendro, una buena fogata y un día de lluvia de esos que inspiran a inventar algo especial. Porque venga de donde venga el turrón es la masa obtenida por cocción de la miel, con incorporación y amasado de almendras tostadas, generalmente peladas y de clara de huevo.
Hay dos tipos de turrones básicos: el de Alicante, (duro) y de Jijona, (blando) y a partir de allí muchas variedades. El turrón de Jijona es fruto de la crisis de la miel del siglo XVIII, ingrediente vital para su fabricación. En su lugar se le puso azúcar y de allí su textura y características. Hay turrones de chocolate, de chocolate trufados, de nata, de huevo, de de coco, con frutos secos, frutados, y de allí lo que salga del fogón de los innovadores. Por cierto en el Tío Ché hay una importante variedad de turrones trufados, y cada año algún nuevo sabor nos sorprende.